El 19 de abril de 1942 esta droga nació, todo comenzó como un experimento de alcaloides, pensó en usarse como arma química
Ciudad de México.- Todo empezó como un simple experimento. El viernes 19 de abril de 1943, el químico suizo Albert Hofmann ingirió 250 microgramos de dietilamida de ácido lisérgico (LSD).
Tres días antes, Hofmann había sintetizado nuevamente esta substancia. Tenía la esperanza de hallar propiedades que se le hubieran pasado por alto en 1938, cuando la descubrió mientras investigaba los alcaloides del cornezuelo del centeno.
Aquella dosis tuvo un efecto sensacional. Mareado y confuso, Hofmann volvió a su casa en bicicleta. Lo que ocurrió a continuación ha pasado a la historia de la ciencia. Al principio, penetró en su cerebro la idea de que su vecino era un hechicero.
Al acabar esta paranoia, le invadió la calma, y acto seguido, entró en un estado de delirio que el propio científico describió en su libro LSD: My Problem Child (1980): «Percibí un flujo ininterrumpido de imágenes fantásticas y de formas extraordinarias en un intenso juego caleidoscópico de colores».
Para entender lo que había pasado, tres colegas del investigador repitieron la misma experiencia.
Los tres la describieron como caudalosa y potente.
Al principio, el hallazgo no tuvo trascendencia, pero la CIA comenzó a probar alucinógenos en sus operativos.
Por supuesto, sin decírselo a los agentes. A lo largo de la década siguiente, a este grupo de cobayas humanas se añadieron militares, presos y enfermos con trastornos psiquiátricos.
Lo que al principio parecía un eficiente suero de la verdad pasó a investigarse como un método para el lavado de cerebro. Incluso surgió la tentación de emplear el LSD como arma química
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