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  • Foto del escritorFher Vela

Reportan nuevo coctel de drogas con base de heroína

La H tiene una base de heroína mezclada con anfetaminas, cemento, pintura de paredes e incluso veneno para ratas


Ciudad de México.- “Todo empezó cuando llegué al colegio, mi amigo me dijo esto es H, te va a sentar bien”, narra Pablo su primera experiencia con la heroína, a la que llaman H, la droga más peligrosa que circula por las calles de Guayaquil, en Ecuador.


Es altamente adictiva y al ser tan barata se vende con facilidad en los colegios, la consumen niños desde los 12 años. Pablo tenía 15 cuando la probó “por curiosidad”. “No me obligaron y me sentí bien, aunque la primera vez tuve náuseas y me mareé”.


Han pasado dos años desde entonces y la adicción escaló hasta que lo llevó a abandonar el colegio y su casa. Ahora deambula por las calles vendiendo cualquier cosa por un par de dólares que le permitan comprar la dosis del día.


Se le nota desnutrido, su cara está demacrada, como quien duerme pocas horas. Tiene las manos heladas y se las frota sobre el pantalón repetidamente. “Tengo tres horas sin consumir”, dice para explicar el frío que siente en el cuerpo en una ciudad donde siempre hace calor. Tiene síntomas de abstinencia.


La H tiene una base de heroína mezclada con anfetaminas, cemento para construcción, pintura que se raspa de las paredes e incluso se han encontrado bajas dosis de veneno para ratas. La mezcla cambia entre los traficantes.


Una funda con un gramo de H se vende en las calles por 1,25, dólares y para un consumidor habitual esa cantidad durará apenas unas horas.


“Mientras la droga sea más barata es más tóxica y por lo tanto dañina”, dice Rómulo Bermeo, un médico especialista en adicciones que trabaja en la Comisión de Prevención del consumo de drogas del Colegio de Médicos del Guayas.

Bermeo hace visitas muchas veces a los lugares donde se sabe que se reúnen los consumidores de H y los trata de convencer para unirse a un tratamiento de desintoxicación. “Les explico que no los vamos a internar en ninguna clínica, que puede ser ambulatorio”, explica.


Entre los barrios que recorre está el Suburbio, uno de los más populosos de Guayaquil, donde los hacheritos, como les llaman a los consumidores, deambulan como zombies vendiendo botellas de agua o caramelos.

Compran a los traficantes a cualquier hora del día. Abren la funda, meten el dedo en el polvo e inhalan. Cogen sus botellas de agua y caminan sin prisa. Nadie les dice nada. “Antes tenían recelo de que los vieran consumir, pero ahora no. Hasta en el bus consumen y uno solo tiene que no mirar”, dice Rocío, una habitante del sector.


En el Suburbio las redes de microtráfico de droga han aprovechado muy bien las vulnerabilidades de la población que sobrevive del comercio informal, vendiendo en las calles y con precarios servicios. El doctor Bermeo recorre varios días a la semana la calle H, a la que han denominado como el mall de la droga. En esa cuadra, se puede conseguir toda clase de sustancias: cocaína, marihuana, plop plop, cripy y H, por solo un par de dólares.


fhv


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